El nivel de autoempleo en España está en crecimiento. Cada vez son más las personas que, no encontrando encaje en el mercado laboral o cansadas del mismo, deciden emprender una aventura empresarial o profesional. Ser autónomo es todo un reto, pero en la mayoría de los casos se convierte en una experiencia muy gratificante. Hoy en día los trámites se han simplificado al máximo e incluso puedes encontrar diferentes tipos de ayudas y subvenciones si es la primera vez que vas a trabajar por cuenta propia. ¡Vamos a verlo!
Si te has decidido y vas a poner en marcha todo tu espíritu emprendedor, uno de los primeros pasos que tienes que hacer es convertirte en autónomo. Para ello necesitas hacer dos trámites:
Ya está, con estos dos sencillos pasos quedas dado de alta como autónomo. Ten en cuenta que hoy en día puedes hacer los trámites online. También te queda la opción de contratar una gestoría y que sea ella la que haga el papeleo. No pierdas de vista que existen ayudas como la tarifa plana para autónomos y ciertas subvenciones a nivel territorial. Es importante que te informes sobre las mismas para ver si te puedes beneficiar de ellas.
Vas a ejercer tu actividad con el fin de obtener beneficios, pero ten en cuenta que también tendrás una serie de obligaciones económicas, entre ellas el pago de impuestos.
De forma trimestral debes llevar a cabo la autoliquidación del IRPF. Si los clientes de tu actividad profesional son otros profesionales o empresas tu factura deberá llevar la correspondiente retención de IRPF y serán ellos los que se encarguen de ingresar la cuantía del IRPF en Hacienda. Si trabajas para particulares la factura que les des no llevará IRPF, por lo que tendrás que ingresar la cuantía correspondiente tú mismo a través del proceso de autoliquidación al que hacíamos referencia antes.
Como profesional, tus facturas deben llevar IVA. Esta cantidad que cobras por este impuesto no es para ti, sino para Hacienda. Lo que debes hacer es recaudar ese dinero y después ingresarlo en Hacienda cada trimestre. Eso sí, podrás descontarte el IVA que hayas soportado con razón de tu actividad profesional. Para saber lo que te corresponde pagar tienes que hacer la declaración trimestral del IVA, que se hace en las mismas fechas que la del IRPF.
Después de mucho trabajar llega el momento en el que por fin puedes despedirte de la vida activa y empezar a disfrutar de la jubilación. Ahora viene el dilema ¿cuánto vas a cobrar? Pues depende de la base de cotización que hayas escogido. Como autónomo puedes elegir si quieres cotizar por la base mínima o por una más alta, pudiendo cambiar tu elección a lo largo de tu vida laboral. La base mínima está actualmente en unos 283 € al mes, una de las más caras de Europa. Esto hace que muchos profesionales que trabajan por su cuenta no puedan permitirse pagar una cuota más elevada a la Seguridad Social. El resultado: ser autónomo implica una pensión notablemente más baja que la de un empleado por cuenta ajena cuando llega el momento de la jubilación.
Si has elegido ser autónomo cuentas con la “ventaja” de saber de antemano que tu pensión pública de jubilación va a ser baja (en la mayoría de los casos). Pero como eres una persona emprendedora, no debes dudar en buscar alternativas. Generar ingresos pasivos, aumentar tu nivel de ahorro o invertir tu dinero son medidas que te ayudarán a alcanzar tu libertad financiera y a tener recursos suficientes como para poder retirarte del trabajo sin preocupaciones. ¿No sabes cómo hacerlo? No hay problema, deja este asunto en manos de profesionales que te ayuden a gestionar tu dinero.
Queremos explicarte el caso de Luis Pita...
Mi nombre es Luis y mi libertad financiera es de 14 años. Es decir, si mañana dejase mi empleo, podría mantener el mismo nivel de vida sin trabajar hasta 2038.
Soy autor del best seller “Ten peor coche que tu vecino” y me has visto enseñando ahorro y finanzas personales en TVE, Telecinco, Cuatro, La 2, Telemadrid y las principales radios.
Si quieres disfrutar de tanta libertad financiera como yo, te interesa este curso gratuito: