Muchas veces no tienes claro si lo que te ofrece un depósito a plazo fijo es realmente lo que estás buscando. Quizá no tienes la información suficiente para valorarlo.
Debes saber que hoy en día, si lo que quieres es rentabilizar tus ahorros, un depósito a plazo fijo no es el mejor producto ¿Por qué? En este artículo lo descubrirás, y podrás valorar correctamente los pros y contras de los distintos tipos de depósitos bancarios.
Un depósito a plazo fijo consiste en una cantidad de dinero que depositas en una entidad bancaria durante un tiempo determinado (habitualmente de 3 a 24 meses). Transcurrido ese periodo, el banco te devolverá el dinero más los intereses que se hubieran pactado previamente.
También existe la opción de que estos intereses se vayan abonando periódicamente durante ese intervalo de tiempo, en una cuenta que el cliente tenga abierta en esa entidad bancaria.
Las principales características de los depósitos a plazo fijo son:
El tipo de interés es lo que el banco te va a pagar por el dinero que hayas depositado. Para poder comparar las ofertas de las distintas entidades, es recomendable que utilices un indicador, la Tasa Anual Equivalente (TAE), y que compares depósitos con plazos iguales. La TAE es el coste de un producto financiero y es un indicador fiable de la rentabilidad real.
Esta es una pregunta común entre quienes tienen dudas sobre cuál es la mejor herramienta para rentabilizar su dinero.
A continuación, podrás ver las principales diferencias entre estos dos métodos de ahorro:
A menudo, las entidades bancarias utilizan como gancho de los depósitos a plazo fijo que, con ellos, te aseguras que todo el dinero invertido en ellos se te va a devolver. Pero lo cierto es que como fórmula para el ahorro no son rentables
Uno de los mayores pretextos a la hora de contratar un depósito son los costes ocultos, aquellos que no se cuentan al cliente. Al final, eres tú quien le está dando un préstamo al banco, que utiliza los depósitos como un mecanismo de financiación.
Lo importante es tener claro cuál es el interés que vas a cobrarle al banco por ese ‘’préstamo’’ que le estás haciendo, para poder concluir si dicho depósito es o no rentable.
Volviendo a la afirmación anterior en la que los bancos aseguran que recuperarás el 100% de lo invertido, lo cierto es que esto nunca suele cumplirse debido a un factor que pasa desapercibido pero es muy notable con el paso del tiempo, la inflación.
A la hora de hablar de la rentabilidad de un depósito, esta debe superar el objetivo de rentabilidad mínima.
Hay que tener en cuenta la rentabilidad real, que es aquella que compensa el efecto que produce la inflación durante el periodo que dure el depósito.
En resumen, si tu banco no te ofrece una rentabilidad suficiente que supere el efecto de la inflación, perderás aproximadamente cada año entorno al 1% del capital invertido.
Otra situación que puede darse es que los tipos de interés aumenten mientras que tu capital está inmovilizado en un depósito. Entonces la inflación también subirá. De esta forma, mientras que el tipo de interés en tu depósito seguirá estático, la inflación sí que aumentará, ya que afecta a todos por igual, repercutiendo negativamente en el capital de tu depósito. Esto es lo que se conoce como coste de oportunidad.
Por último, no hay que olvidar que es tu obligación tributar a Hacienda por tus beneficios. Debes tener en cuenta el porcentaje de retención de impuestos, que asciende a un 19% como mínimo y no figura en el TAE del depósito. El banco te abonará los intereses con esta retención ya descontada.
Así pues, incluso en los depósitos a plazo fijo más rentables, la rentabilidad obtenida descontando el efecto que tiene la inflación, no suele ser positiva. Es decir, no sólo el capital inicial invertido no aumentará, si no que será ligeramente menor cuando el periodo del depósito concluya.
De este modo, si estás buscando una herramienta de ahorro, el depósito a plazo fijo no es tu mejor opción. Por suerte, en el mercado existen otros productos de ahorro a largo plazo como los PIAS, los Fondos de Inversión o los Planes de Pensiones, que resultan ser alternativas mucho más rentables.
Para tomar la mejor decisión es imprescindible tener una buena educación financiera, de otro modo, es fácil que no consigas rentabilizar adecuadamente tu dinero. Si no tienes muchos conocimientos en este ámbito, lo más recomendable es que te dejes asesorar por personal cualificado a la hora de elegir la mejor opción para el ahorro y la inversión de tu capital.
Queremos explicarte el caso de Luis Pita...
Mi nombre es Luis y mi libertad financiera es de 14 años. Es decir, si mañana dejase mi empleo, podría mantener el mismo nivel de vida sin trabajar hasta 2038.
Soy autor del best seller “Ten peor coche que tu vecino” y me has visto enseñando ahorro y finanzas personales en TVE, Telecinco, Cuatro, La 2, Telemadrid y las principales radios.
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