Qué es el interés compuesto y la fórmula para calcularlo

Qué es el interés compuesto y la fórmula para calcularlo

14 Minutos de lectura | 09 Agosto 2024

Si tú también sueñas con alcanzar la libertad financiera, seguramente ya sepas que debes invertir, pero quizá el no tener demasiado dinero ahorrado esté poniendo freno a ese sueño. No te preocupes, tenemos una muy buena noticia para ti, puedes empezar a sacarle rendimiento desde ya a tus ahorros aunque no sean muchos. ¿Cómo? Con la magia del interés compuesto

¿No sabes lo que es? Es uno de los conceptos más importantes para aquellos que quieren aumentar sus recursos económicos, así que presta mucha atención porque vamos a hablarte de él en profundidad.

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Interés compuesto: ¿qué es?

En cualquier inversión distinguimos dos partes: el capital que hemos invertido y los intereses que obtenemos al final del tiempo de inversión.

Ese interés del que estamos hablando es un interés simple, puesto que a medida que lo ganamos lo integramos en nuestro patrimonio y hacemos uso de él para cualquier cosa que nos haga falta.

Sin embargo, si hablamos de interés compuesto vamos un paso más allá. Lo podemos definir como los intereses que sumamos al capital inicial para que sigan generando rendimiento.

Esto se ve mucho más claro con un ejemplo. Imagina que tienes 3.000 euros para invertir y los pones en cualquier producto de inversión por un período de 12 meses. Al final de ese tiempo has ganado 100 en concepto de intereses.

Si usamos un interés simple coges esos 100 € y los destinas a lo que tú quieras, mientras que ese capital inicial de 3.000 euros lo sigues invirtiendo. Pero si optas por el interés compuesto coges esos 100 euros de ganancia y los sumas al capital inicial, que pasará a ser de 3.100 euros. Así que durante tu segundo año de inversiones has aumentado el capital y es lógico pensar que ganarás más. Una vez que acabe el período de inversión coges de nuevo las ganancias y las integras en el capital inicial.

El resultado de aplicar el interés compuesto es que ves crecer tus ahorros de forma mucho más rápida. Te permite aumentar el capital inicial incluso en aquellos casos en los que tú ya no puedas ahorrar más dinero por tu cuenta para dedicarlo a inversiones. En este vídeo, lo verás de forma muy clara:

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¿Qué características tiene y en qué se diferencia del interés simple?

Interés simple y compuesto son dos términos diferentes. En el interés simple no reinvertimos lo que hemos ganado con la inversión, por lo que el capital invertido es siempre el mismo.

Lo que verdaderamente define al compuesto es lo siguiente:

  • Hace crecer el capital invertido.
  • Al aumentar el capital invertido los intereses conseguidos son cada vez mayores.
  • Al iniciarse cada nuevo período de inversión el interés se calcula conforme al capital actual.

En este vídeo lo vas a ver mucho más claro:

https://youtu.be/__UoXrO_mz8

¿Cómo calcular el interés compuesto?

Para conocer el interés compuesto la fórmula no es complicada:

Capital final = CO x (1+Ti) ^t

  • CO: capital inicial.
  • Ti: tasa de interés anual.
  • t: tiempo que dura la inversión.

Interés compuesto, ejemplos para verlo más claro

Imaginemos que queremos invertir 100 € durante un año con una tasa de interés del 10 %. La fórmula es la siguiente:

100 x (1+0,010/1)^1 = 110

Esto quiere decir que al final de ese período hemos ganado 10 € que vamos a reinvertir. Así que el segundo año la fórmula será:

110 x (1+0,10/1)^1 = 121

Podemos ver cómo poco a poco nuestros ahorros van creciendo de un período de inversión a otro y ese crecimiento es más rápido que si apostamos por el interés simple.

Pepe Promedio está consiguiendo multiplicar sus ahorros de cara a su jubilación gracias al interés compuesto. ¿Cómo lo está haciendo él? Empezó invirtiendo 3.000 euros, y se propuso ahorrar cada año 1.000 euros más e invertirlos.

Según esto, Pepe tendría invertidos 3.000 euros el primer año, 4.000 el segundo, 5.000 el tercero… pero en realidad tiene invertido mucho más, y casi sin esfuerzo. Porque está aplicando el interés compuesto. Si el primer año obtuvo un interés de 200 euros por su inversión, lo que hizo con ese dinero es sumarlo a la inversión ya hecha, así que llegó al segundo año con los 3.000 que había invertido el primer año, más los 200 que había ganado a base de intereses, más los 1.000 euros de ahorro que se propuso destinar a inversión. Es decir, que el segundo año ya partía de una inversión de 4.200 euros. Con su esfuerzo continuo por ahorrar, más la regla del interés compuesto, en apenas unos años su dinero ha crecido de forma notable.

La regla del 72

En este punto no podemos olvidarnos de la famosa regla del 72, que en realidad viene a simplificar la fórmula del interés compuesto. Es muy sencilla, lo único que tenemos que hacer es dividir entre 72 el tipo de interés que vamos a ganar con nuestra inversión. El resultado es el tiempo en años que vamos a tardar en duplicar esa cantidad de dinero. 

Retomando el ejemplo anterior, si el interés es del 10 % y queremos duplicar nuestra inversión de 100 € vamos a tardar: 72/10 = 7,2 años. Esta regla es muy útil para ver si una inversión nos interesa o no realmente.

Con este vídeo vas a ver esta explicación de forma mucho más clara:

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¿Cuánto puedo ganar invirtiendo a largo plazo?

Si no tienes mucha idea sobre inversiones no es nada recomendable que te juegues tu dinero en inversiones a corto plazo, ya que aunque la rentabilidad puede ser mayor el riesgo también lo es.

Dado que tu objetivo es alcanzar la libertad financiera, deberías optar por un sistema con menos volatilidad, que proteja tus ahorros a la vez que los vas viendo crecer. Y en este caso el tiempo es tu mejor aliado.

El interés compuesto es una figura de inversión muy adecuada para quienes no tienen prisa a la hora de crear su colchón financiero y tienen el tiempo a su favor.

Solemos pensar que si una inversión no nos genera un buen rendimiento en un plazo más o menos corto de tiempo es que no es buena, pero no es así. Los grandes inversores combinan las operaciones a corto plazo con las operaciones a largo plazo, y lo hacen precisamente porque conocen a la perfección los beneficios del interés compuesto.

Como hemos visto antes, si aplicas el interés compuesto y dejas que transcurra el tiempo, poco a poco va obrando su magia y te encuentras con que tus ahorros van creciendo gradualmente. No vas a pasar de 0 a 100 en unos meses, pero en unos años podrías haber alcanzado tu objetivo sin hacer demasiados sacrificios de ahorro.

Cuanto más tiempo tengamos por delante más fácil lo tenemos para conseguir que una cantidad pequeña de dinero se convierta en un colchón financiero más que interesante. Por eso, nunca es demasiado pronto para empezar a ahorrar e invertir. En este vídeo podrás entender de forma inmediata cuál es la relación directa entre tiempo e inversión:

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Ventajas de las inversiones a largo plazo

Pagas menos comisiones e impuestos

Si operas a corto plazo, realizas muchas más operaciones de compraventa de activos. Esto implica pagar más comisiones por cada operación, y tributar también por cada una de ellas. Por el contrario, si optas por el corto plazo, estás disminuyendo el coste que lleva asociada toda inversión.

Te equivocas menos

Se estima que un 90% de las personas que invierten a corto plazo pierden dinero. Por el contrario, en las operaciones a largo plazo el riesgo es mucho menor, porque no hay que tomar tantas decisiones sobre cómo mover el dinero.

Puedes corregir errores

Incluso si te equivocas a la hora de poner tu dinero en un determinado producto, si has optado por el largo plazo puedes llegar a corregir este fallo. Con el tiempo, esa inversión que no ha sido en principio todo lo rentable que esperabas de ella, podría llegar a serlo.

Aprovechas los efectos del interés compuesto

Tal y como hemos estado viendo, si dejas tu dinero invertido, y reinviertes tus ganancias, tu dinero empieza a crecer de forma mucho más rápida. Esto quiere decir que le estás sacando más partido.

Son más sencillas

Las inversiones a largo plazo suelen ser más sencillas que las que se realizan a corto plazo. Porque no tienes que preocuparte tanto de cómo está el mercado. Simplemente dejas que tu dinero haga su trabajo y vaya multiplicándose poco a poco.

Inconvenientes de las inversiones a largo plazo

Cuando se trata de invertir tu dinero, las ventajas de las inversiones a largo plazo siempre van a pesar mucho más que los inconvenientes. No obstante, no está de más que conozcas algunos de los contras de hacer una inversión que se va a prolongar a lo largo del tiempo:

  • Liquidez reducida. Es posible que te cueste más tiempo convertir en dinero líquido una inversión a largo plazo que una a corto plazo. De hecho, sacar tu dinero de la inversión antes de lo previsto podría implicar que se te apliquen penalizaciones, o que tengas que renunciar a una parte de las ganancias que tenías previsto obtener.
  • Falta de flexibilidad. Estas inversiones son menos flexibles cuando se trata de hacer ajustes o cambiar la estrategia.
  • Riesgo de pérdida de oportunidades. Mantener una inversión a largo plazo aumenta el riesgo de perder oportunidades más rentables o que se ajusten mejor a un entorno cambiante.
  • Incertidumbre futura. Nadie puede estar del todo seguro sobre cómo evolucionará una inversión. Los cambios en las condiciones económicas, políticas y hasta sociales pueden afectar al rendimiento de una inversión.
  • Riesgo de pérdida del capital. Como cualquier otra inversión, la que se realiza a largo plazo también tiene riesgos, y podrías perder una parte o todo lo invertido.

El interés compuesto y el ahorro, la pareja perfecta

Para invertir necesitas tener ahorros, aunque como hemos visto antes no es necesario que esperes a tener miles de euros. El secreto está en la promediación, una técnica en la que apostamos por invertir todos los meses aunque sea un poco, se trata de tener una constancia y disciplina a la hora de invertir, haciéndolo sistemáticamente, así podrás controlar tu capital de forma permanente, independientemente de que el mercado suba o baje.

Para conseguir tu objetivo y poder promediar plantéate primero un plan de ahorro, por ejemplo conseguir no gastar un 10% de tu salario mensual. Una vez que tienes esa cantidad guardada ya puedes invertirla en el producto más adecuado para ti.

Ahora comprométete a ahorrar mes a mes esa misma cantidad y sigue invirtiéndola en diferentes productos. La diversificación es la mejor forma de proteger tu capital y reducir el riesgo asociado a las inversiones. Si no pones todo tu dinero en un solo producto, si alguna de las inversiones va mal, las ganancias obtenidas con el resto lo compensarán.

Con el ahorro y la inversión de ese capital ya estás aumentando tu dinero, pero todavía tienes otra opción de ver crecer tus finanzas de forma mucho más rápida. Además de ahorrar para sumar dinero a tu capital invertido, comprométete a aplicar la fórmula del interés compuesto.

El interés compuesto en la realidad

Está más que demostrado que la fórmula del interés compuesto funciona, pero para poder disfrutar de sus ventajas se necesita tener dinero para invertir, saber invertirlo y tener paciencia

Es la falta de formación financiera la que a veces impide que maximicemos nuestros ahorros, llevándonos a caer en errores que nos pueden salir muy caros. Vamos a repasar estos errores para que no se conviertan en un obstáculo en nuestro camino hacia la libertad financiera.

Pensar que para invertir hay que tener dinero

Es cierto que para invertir hay que tener primero ahorros, pero no hace falta demasiado dinero. Lo más inteligente es planificar una buena estrategia de ahorro.

Para empezar primero debemos crear un fondo de emergencia. Así, si llega a surgir algún imprevisto, podremos tirar de ese fondo de emergencia y no tendremos que recurrir a recuperar antes de tiempo el dinero que tenemos invertido.

Una vez que tenemos listo ese fondo de emergencia podemos dedicar el resto del ahorro a inversiones. Tal y como veíamos antes al hablar de la promediación, más que tener un gran capital lo que necesitas es ser constante y hacer aportaciones a tus inversiones de forma periódica.

Ser perezosos

No son pocos los que al llegar a los 45 o los 50 años se dan cuenta de que la jubilación no está tan lejos como parece y no han planificado nada. En estos casos muchas veces se recurre a inversiones a corto plazo o inversiones con un alto riesgo, pero esto es un error.

La clave es invertir a largo plazo. Así seguro que vamos a ver crecer nuestro dinero, pero va a tardar un tiempo en hacerlo, por tanto, cuanto antes empezamos a invertir mucho mejor.

Seguir al rebaño

Si estás bien asesorado y tienes tu dinero repartido en diferentes inversiones no hay razón para dejarte llevar por tendencias de inversión e incluso por el miedo que se dispara ante ciertas situaciones. Con frecuencia, ir contracorriente puede ser la clave del éxito.

Pero para no dejarnos llevar por presiones externas debemos saber exactamente qué estamos haciendo con nuestro dinero y en qué productos lo estamos invirtiendo. Así que dedicar algo de nuestro tiempo a formarnos en finanzas es siempre una buena opción.

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¿Cómo beneficiarse del poder del interés compuesto?

Lo bueno del interés compuesto es que da resultado en muchos tipos diferentes de inversión. Puedes aplicarlo si te juegas tu dinero en bolsa, si has puesto tus ahorros en un PIAS o si tienes un negocio online que va bien y decides abrir otro ecommerce.

Es especialmente útil en el caso de personas que son jóvenes, puesto que todavía tienen mucho tiempo por delante para preparar su jubilación o construir un patrimonio. Esto les permite empezar a ahorrar sin agobios y ver cómo año tras año ese capital inicial va experimentando un crecimiento exponencial.

En el caso de padres con hijos pequeños puede ser muy buena idea crear un pequeño fondo de ahorros para los niños e invertirlo con la fórmula del interés compuesto. Así, al cabo de 20 años ese joven se encontrará con que ya tiene una base de ahorro sobre la que seguir trabajando en el futuro.

El inversor y empresario Warren Buffet, considerado uno de los mejores inversores a nivel mundial, ha señalado muchas veces que nunca se es lo suficientemente joven para empezar a invertir. Él empezó a  hacerlo con 11 años y cree que debería haberlo hecho antes. Y no le falta razón. Con una rentabilidad media de un 10% anual, una persona que hubiera invertido el equivalente a 10.000 euros en 1965 tendría hoy en día 1.170.000 euros.

En definitiva, si te quieres beneficiar del interés compuesto empieza a invertir lo antes posible y deja que el tiempo haga su “magia” con tus ahorros.

Ya lo has visto, a la hora de invertir es fundamental que consideres el concepto de interés compuesto, ya que puede hacer que tus inversiones crezcan de forma mucho más rápida y que así obtengas más rentabilidad. Si no sabes bien cómo empezar y te sientes perdido en toda esta información, lo mejor es que contactes con un experto en educación financiera e inversión.

Recuerda que para lograr resultados a largo plazo el tiempo puede ser tu mejor aliado. Dicen que el mejor momento para invertir fue ayer, pero el segundo mejor momento es hoy. Dejar tu dinero “parado” solo hace que pierdas poder adquisitivo debido al efecto de la inflación. ¡Empieza a moverlo!

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¿Y AHORA, QUÉ DEBERÍAS HACER?

Queremos explicarte el caso de Luis Pita...

Mi nombre es Luis y mi libertad financiera es de 14 años. Es decir, si mañana dejase mi empleo, podría mantener el mismo nivel de vida sin trabajar hasta 2038.

Soy autor del best seller “Ten peor coche que tu vecino” y me has visto enseñando ahorro y finanzas personales en TVE, Telecinco, Cuatro, La 2, Telemadrid y las principales radios.

Si quieres disfrutar de tanta libertad financiera como yo, te interesa este curso gratuito:

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