Inflación y deflación son dos términos de los que escuchamos hablar de manera continua en las tertulias de economía, si bien es cierto que en los últimos tiempos de la que más se habla es de la inflación.
¿Sabes lo que significan realmente estos conceptos y cómo influyen en la economía? Vamos a resolver todas tus dudas.
Se trata de un fenómeno económico que da lugar al incremento general de los precios, especialmente al de los productos más básicos.
Pepe Promedio ha notado que en los últimos tiempos su poder adquisitivo ha bajado, porque con el dinero que tiene disponible puede comprar menos cosas que hace un par de años. Esto lo aprecia especialmente en la cesta de la compra. Si antes hacía la compra semanal para su familia por unos 100 euros, ahora le cuesta una media de 30 o 40 euros más. Esto es exactamente la inflación.
Su efecto es claramente visible: disminuye nuestro poder adquisitivo. De ahí que sea una de las grandes “enemigas” de la economía cuando se dispara demasiado.
Dentro de esta preocupa especialmente la inflación subyacente, que deja fuera aquellos productos y servicios cuyo precio puede variar rápidamente en caso de que haya circunstancias que afecten a su producción o su logística. Por ejemplo, los combustibles y los alimentos sin procesar.
Esto permite a los países conocer su nivel de inflación sin tener presentes aquellos productos que cambian de precio debido a circunstancias coyunturales. Por eso, en términos generales, esta es la inflación que realmente conviene moderar, y resulta ser la más difícil de controlar.
Tanto a nivel europeo como en Estados Unidos, el objetivo de los bancos centrales es que llegue a estar en torno al 2%. Para lograrlo, se ha adoptado una política de subida de los tipos de interés que desincentive el consumo.
Para saber más sobre ella puedes leer nuestro artículo “El efecto de la inflación y cómo afecta a tus ahorros” y “¿Cuáles son las causas de la inflación?”
Es el fenómeno contrario, cuando el mercado está en un momento en el que hay una disminución sostenida de los precios. Esto da lugar a que los consumidores tengamos un mayor poder adquisitivo, ya que con nuestro dinero vamos a poder adquirir más bienes y servicios.
Podemos afirmar que la inflación tiene mejor fama cuando es moderada. De hecho, no se considera nada malo que la tasa anual de inflación esté en torno al 2%. Esta subida sostenida y moderada de precios es síntoma de que la economía está creciendo.
No obstante, hay que tener en cuenta que la inflación también puede darse en momentos de recesión económica, es lo que se conoce como estanflación. Así que no se puede afirmar con rotundidad que esta solo se dé en aquellos supuestos en los que la economía está creciendo.
Por el contrario, la deflación se suele asociar con la recesión económica. Entendiendo que los precios bajan porque los consumidores ya no demandan tantos productos o servicios.
Esto en términos macroeconómicos, porque en términos microeconómicos está claro que a los ciudadanos nos resulta mucho más favorable una situación en la que los precios están a la baja que una en la que están creciendo.
Lo que está claro es que ambos fenómenos afectan directamente a nuestro bolsillo y repercuten sobre nuestro poder adquisitivo, así que hay que prepararse para hacerles frente de la mejor manera posible. Inflación y deflación siempre van a estar presentes en la economía, y es difícil luchar contra ellas, la clave para que no nos afecten demasiado está en saber sacarle partido a nuestro dinero. ¿Necesitas ayuda con esto? ¡Déjate asesorar por expertos!
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Queremos explicarte el caso de Luis Pita...
Mi nombre es Luis y mi libertad financiera es de 14 años. Es decir, si mañana dejase mi empleo, podría mantener el mismo nivel de vida sin trabajar hasta 2038.
Soy autor del best seller “Ten peor coche que tu vecino” y me has visto enseñando ahorro y finanzas personales en TVE, Telecinco, Cuatro, La 2, Telemadrid y las principales radios.
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