El talón bancario, a veces denominado también como cheque bancario, se caracteriza principalmente por estar firmado por el propio banco que lo emite. Si un banco emite un talón a tu favor, esto significa que dispondrás de garantía bancaria, y por lo tanto, la cantidad de dinero correspondiente al talón saldrá directamente de las propias arcas del banco emisor, por lo que las posibilidades de no cobrarlo son prácticamente nulas.
La principal ventaja del talón bancario reside en la propia emisión. Cuando recibimos un cheque por parte de una empresa, denominado como cheque personal, contamos con que este disponga de fondos suficientes para ser cobrado. Aunque esto no suele ocurrir (o eso creemos), la cuenta de la empresa puede que no tenga fondos suficientes, por lo que el banco no aceptará el cheque y no podrás cobrarlo. Aunque esto pueda parecer ciencia ficción, esto ocurre y no supone ningún delito, a no ser que se pueda comprobar que esto forma parte de una estafa. En ese caso deberías recurrir a la justicia para denunciarlo.
Sin embargo, cuando recibimos un cheque bancario, esto es casi imposible que ocurra, ya que el emisor es el propio banco. La única forma de que te quedes sin cobrarlo es que el banco se encuentre en concurso de acreedores, algo realmente extraño y que no suele ocurrir. Por lo tanto, el talón bancario se trata de un producto totalmente seguro.
Para cobrar un talón bancario deberás dirigirte a la ventanilla del propio banco emisor, siendo este uno de sus inconvenientes. Con la llegada de la digitalización de los bancos esto está cambiando, y algunos bancos permiten cobrarlo a través del cajero o incluso a través de su aplicación móvil, aunque esto aún es poco común.
Si en el talón bancario no se indica el nombre del beneficiario significa que tienes entre tus manos un cheque al portador. Esto conlleva que cualquier persona puede cobrar ese cheque sin necesidad de identificarse. Si por lo contrario en el talón figura el nombre del beneficiario, se trata de un cheque nominativo. Esto significa que deberás identificarte con tu documento original para cobrarlo, por lo que se trata de una opción mucho más segura y aconsejable.
Para evitar cualquier tipo de problemas, deberás acudir al banco en un plazo de 15 días desde su fecha de emisión, que debe estar reflejada inequívocamente en el talón. Una vez pasado el plazo, puedes seguir cobrándolo sin problema, pero quedas a expensas de lo que te diga el propio banco. Además, un talón puede ser anulado por parte de su emisor una vez pasados estos 15 días iniciales.
Un talón de cualquier tipo caduca tras pasar 6 meses desde el agotamiento de los 15 días de cobro, esto quiere decir que si tras este tiempo no ha sido cobrado, deja de tener validez y no podrás cobrarlo.
Recuerda que no debes confundir un talón con un pagaré. Actualmente, cheque y talón se utilizan como sinónimos, por lo que básicamente son lo mismo. Sin embargo, un pagaré se trata de otro producto totalmente distinto. Este se caracteriza por (además de ser siempre nominativo) disponer de dos fechas: la de emisión y la acordada para recibir el pago, que será la que marque cuando podemos ir a la entidad correspondiente a cobrarlo.
Queremos explicarte el caso de Luis Pita...
Mi nombre es Luis y mi libertad financiera es de 14 años. Es decir, si mañana dejase mi empleo, podría mantener el mismo nivel de vida sin trabajar hasta 2038.
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