La compra del súper, la luz, la gasolina… Imposible no darse cuenta de que todo ha subido su precio. Alimentos básicos, como la leche o los huevos, han subido 3 euros respecto de un mes a otro. A esto lo llamamos inflación y deflación, o dicho de otra manera, cómo fluctúan los precios de la economía. En las siguientes líneas compartimos contigo a qué se refieren estos conceptos, sus diferencias y de qué manera afectan a tu estabilidad financiera.
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¿Qué es la inflación y la deflación?
El movimiento de los precios afecta a un país y, por supuesto, a la salud financiera de la población. En general, la inflación y la deflación se refiere a la actitud ascendente y descendente de los precios.
Estos cambios en los precios están regulados por el Índice de Precios de Consumo (IPC). En general, existen diversos tipos de precios que, en conjunto, determinan la economía de un país. Entre ellos se encuentran los precios de las materias primas y los precios del trabajo.
- Por un lado, la inflación se refiere al aumento constante de los precios de productos y servicios. Se puede decir que la inflación es un porcentaje controlado por el Banco Central de cada país y, mientras sea así, su objetivo será nivelar los precios del mercado y fomentar el consumo responsable. Pero si esto no ocurre, se puede presentar una inflación galopante o una hiperinflación con resultados sumamente negativos para la economía de un país.
- La deflación, por su parte, es el descenso de los precios. Es decir, todo lo contrario a lo que ocurre en la inflación.
Cabe destacar que la subida o disminución constante de los precios puede causar una recesión económica.
¿De qué manera afecta la inflación y la deflación?
El fenómeno de la inflación minimiza el valor del dinero, ya que se reduce la posibilidad de adquirir un producto o un servicio. A su vez, esto genera un menor consumo de un bien determinado y la disminución de la capacidad ahorrativa. En resumen, ocasiona una recesión.
En cambio, la deflación tiene un carácter menos negativo a corto plazo. Normalmente aplica a bienes duraderos, por ejemplo, los electrodomésticos, vehículos…. Aunque es importante saber que si la deflación es constante, puede generar una cadena de nunca acabar, ocasionando una menor posibilidad de inversión y desempleo.
En resumen, si ambos fenómenos económicos se presentan de manera constante, pueden afectar en gran medida la riqueza de un país.
Invertir para no perder el valor del dinero
Como decíamos al principio, la inflación y la deflación también afectan la contabilidad doméstica, puesto que el dinero va perdiendo su valor y aún más si este está parado o no tiene movimiento. A veces, los Gobiernos tienden a elevar el salario mínimo para hacer frente a la inflación, pero desafortunadamente no siempre se implementa esta estrategia.
Entonces, ¿cuál es la solución? ¡Invertir! La inversión es uno de los peores enemigos de los precios de la economía, debido a que se puede generar rentabilidad del dinero en un tiempo determinado, conservando su valor por más tiempo. La inversión es para todos los públicos: si comienzas ahora puedes tomar el timón de tu vida y alcanzar la libertad financiera, tal y como lo han puesto en marcha Pepe Promedio y su familia:
Si tienes la inquietud de aumentar tus posibilidades financieras, apuesta en la inversión, no sin antes solicitar asesoramiento de un experto para tomar una mejor decisión.
